A MANSALVA...

Ámame a medida que pierdas las medidas,
humedeciendo tus salidas en la sed de mis entradas,
serpenteando las palabras que nunca me dijiste,
para quedarte en irte donde mi venir te vaya.

Ámame a mansalva sin cuarteles ni trincheras.
abriendo tus fronteras para mi piel contrabandista,
germinando tu semilla en lo urgente del esperma
que latiendo desespera por la gota que decida.

Ámame a estampidas del flujo desbocado,
estrechando lo apretado donde mejor te sueltes,
ardiendo en lo urgente del fuego concebido,
para ahogarnos en ríos que llevando nos devuelven.

LA MANZANA DE TU DUDA...

Soy esas ganas que arrebatan tus sentidos,
el rubor entrometido que en el rojo te delata,
el frío de tu espalda ardiendo en el cosquilleo,
que desabrocha tus pechos en cimas de lo naranja.

Soy la gota que desnuda
lo audaz de tu fantasía,
el artífice que incita
la manzana de tu duda,
el apuro que derrumba
la calma que no sostiene,
cuando tu vientre se enciende
en sienes de la locura.

Soy el paso que te lleva más allá de los caminos,
el imprudente desatino vistiéndote de certera,
la cara de la moneda que no concuerda con tu suerte,
la oportunidad del quiebre que en tu cama se subleva.

Soy el tiempo que no tienes
y que mueres porque ocurra,
lo inútil de la renuncia
a la hembra que te sucede,
la tentación que se atreve
a meterse entre tus piernas,
el lazo que te apreta
y el aire que no retienes.

PUERTAS ADENTRO...

Puertas adentro
las puertas no existen,
y el sentimiento insiste
en estrenar su existencia,
no lleva paciencia
ni cordura que evidencie,
síntomas que perderse
no bendiga la demencia.

Partes que caben en medidas ciegas
de preguntas que niegan la respuesta aprendida,
meciendo entre salivas las lenguas curiosas
que humedecen la rosa sin pensar en la espina.

Puertas adentro
las puertas no existen,
y el corazón resiste
ante la lógica absurda,
no atendiendo sumas
que resten al bocado,
el placer del resultado
que el uno desnuda.

Placer en rutas de puertos inesperados,
allí donde lo dado pide darse de nuevo,
invocando al verbo de los dioses imprudentes,
para nadar en caliente las aguas del deseo.

HEMBRA DEL HAMBRE...

Me miras y al mirarme lo ciego me consume,
y ya no se si supe o todavía no aprendí,
pero me pierdo en mi para encontrarme en tu celo,
que me lleva lejos sin moverme de aqui.

Desnudez que me viste de despiadado deseo.
humedeciendo el ruego de tu piel dispuesta,
que pierde la cuenta para contar conmigo,
en el abismo donde el verbo nos profesa.

Me miras y al mirarme el adentro me lleva,
ajustando las cadenas que libre me hacen,
para soltar y soltarte donde irnos nos trae,
al lujurioso galopar del libidinoso viaje.

Hembra del hambre que desespera mi vena,
estrangulando la enhiesta furia que acomete,
contra la gruta que somete al afán profundo,
a partirse en mundos donde el placer nos llueve.

TENGO UN TANGO...

Tengo un tango con tu sonrisa tatuada,
una madrugada desnuda rondando tus suburbios,
un bar de rumbos negado de renuncios a la esperanza,
un corte y una quebrada anudadas a tu cintura;

una cadencia triste
que me trajo hasta aquí,
una calesita sin fin
girando por tu sortija,
un farol y una cita
en la esquina del poema,
un callejón que quema
si no llega tu salida.

Tengo un tango donde la duda muere,
un bandoneon en siempre gimiendo tu nombre,
una escondida que esconde las ganas del encuentro,
memoria sin tiempo bailando donde te encuentres;

un corazón cansado
donde taconea tu recuerdo,
un silbar de lejos
en trenes de cercanías,
una razón perdida
rogando por lo que puedas.
una puerta abierta
al paso que le decidas.

Tengo un tango en la saliva del beso que me debes,
un siglo en lo breve de tu mirada cómplice ,
una carta sin sobre ni buzón de entrega,
una rosa maleva en pétalos para tu noche.