Secreto a voces
del inútil disimulo,
latido en tumulto
de verbos agolpados,
atravesando lo dado
para darlo de nuevo,
sin repetir cielo
ni volcando lo volcado.
Insaciable escudera
de armas tomar,
lengua voraz
en salinas de fuego
bendito veneno
olvidando el antídoto,
consumiendo el todo
de insistente goteo.
No dejes nada
llévame lejos,
contrae el ruego
dilata el galope,
rompe los moldes
a garras de furia,
húndete en la lluvia
donde mi vena azote.
Roberto. (GOGO)