Quien fuera la fe
que mueve tu montaña,
el aire que danza
en la cruz de tus suspiros,
quien fuera el castigo
al que condene tu condena,
la sangre del poema
naufragando entre tus ríos.
Quien fuera lo perdido para salir a tu encuentro,
el rubor del adentro que pincela tus rubores,
quien fuera lo prohibo para tentar que te permitas,
la rosa clandestina que se desnuda en tu rocío.
Quien fuera el nido
donde tu luz descansa,
la ultima palabra
de tu hecho siguiente,
quien fuera lo pendiente
que altera tu orden,
el eco que responde
donde tu silencio siembre.
Quien fuera la causa que despliega tu esperanza,
el reto que dispara lo intimo de tu deseo,
quien fuera lo primero que ocupa tu mañana,
lo rojo de la llama que se deshaga en tu fuego.